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domingo, 13 de octubre de 2013

FÚTBOL -> PUEBLO NUEVO 2-1 SENTMENAT

Un digno Sentmenat muere en la orilla

· Los azulgrana rozan el empate tras ir perdiendo 2-0 al descanso

· Los de Morral vuelve a ofrecer su mejor versión con el ya habitual 3-4-3 de la segunda   parte

· La picardía del Pueblo Nuevo, decisiva


Toni Canyameras Rojas

El Sentmenat cayó por la mínima en el campo Pueblo Nuevo-2002 C.F. (2-1) en un igualado choque correspondiente a la cuarta jornada del grupo 14 de la Cuarta División Catalana.

La picardía, disfrazada de efectividad en la primera parte y de faltas en la segunda, fue lo que otorgó a los locales un triunfo con apariencia de empate. A falta de mostrar esa astucia que sí tuvo un conjunto más veterano como el Pueblo Nuevo, el Sentmenat es un equipo que empieza a sentar las bases desde donde partir hacia el futuro. Los de Josep Morral no tienen aún asimilados los conceptos para generar fútbol pero se muestran como un grupo capaz de lograr sus pretensiones a base de empuje y convicción demostrando que el milagroso empate ante el Bonaire no fue una casualidad. Con esas premisas el Sentmenat acarició en una gran segunda mitad una igualada merecida tras marcharse 2-0 al descanso. También a partir de una revolución en el once. Como en los anteriores encuentros Morral se vio obligado a pasar en el segundo tiempo a una ofensiva total apostando de nuevo por el 3-4-3 y el clásico carrusel de cambios que tantos frutos está dando. ¿Debe pasar el plan B a ser el plan A? La duda queda en el banquillo.

El once inicial azulgrana reveló el eterno dilema de siempre: las bajas. Sin Esteban –ausente por compromiso laboral-, y sin Dani Alonso –con una sobrecarga en el cuádriceps-, Morral y Rafa Bueno –aún lesionado y hoy como segundo entrenador-,  hicieron debutar a Albert Guitart en el eje de la zaga junto a Raúl Martínez y puso a Vargas de lateral derecho. Arriba, Donai estrenó titularidad y suplió a Ángel, baja también por motivos de trabajo. En la portería, el también debutante Miki sustituyó al lesionado Manolo con garantías. El Pueblo Nuevo halló en esa defensa de circunstancias la rampa de lanzamiento perfecta para ejecutar su plan. Los locales recuperaron en tres cuartos, en plena salida de balón azulgrana, y en una rápida jugada Enric Belbel la colocó con mucha sangre fría en el poste izquierdo.

El Pueblo Nuevo plasma su plan a la perfección
El gol tempranero resultó agua bendita para los locales para hacer funcionar  a pleno rendimiento su fútbol. Los azules se mostraron en el primero tiempo como un conjunto intenso, disciplinado y reacio a exponerse al más mínimo riesgo por mediación del balón largo. Ese juego superó al Sentmenat, verde aún en las triangulaciones por más que lo inentaran desde el medio Alonso y Armando e inferior en envergadura para prolongar por arriba las jugadas. Fran Márquez se erigió con su calidad desde el  costado izquierdo en la estrella que iluminara las jugadas de los visitantes pero el Pueblo Nuevo supo detectar y atajar pronto el problema. El equipo azul hizo del ‘9’ su obsesión y estaba dispuesto a desgañitarse todo cuanto fuera necesario para evitar que el sentmenatense la recibiera al espacio: ayudas, faltas e intensidad.

Rafa Bueno da instrucciones a Armando
A pesar de ese férreo marcaje,fue Márquez quien culminó con un disparo al palo tras una gran jugada el progresivo dominio del Sentmenat, que con más corazón que fútbol  había ido ganando terreno. El Pueblo Nuevo disparó directo a ese noble corazón de los visitantes y de la manera más cruel. En su segundo tiro entre palos los egarenses pusieron el 2-0 a poco del paso por vestuarios tras una veloz transición. Los visitantes dijeron su última palabra en un saque de esquina que Raúl remató fuera. Los azulgrana llegaban al descanso pagando su piedad por el rival.


Otro Sentmenat
El Sentmenat inició el seguno periodo agarrado a ese impulso que parece haberse convertido en una filosofía: encomendarse al efecto de sumar el 3-4-3 con cambios a toque y moche. Bermejo relevó a Serrato, y Oriol Riera, Sekou, Eugenio y Juan salieron al campo en detrimento de Donai, Martos, Miguel y Guitart. Raúl, Vargas y Bermejo formaron atrás, con un mediocampo compuesto por Sekou, Riera, Armando y Márquez y una delantera con Eugenio, Juan y Alonso. Una fórmula que poco tardó en destilar su magia. El Sentmenat fue otro con esta revolución y propuso un partido de toma y daca con los riesgos que conllevaba pero justo lo que menos deseaba el Pueblo Nuevo. El físico pidió cuentas al conjunto azul, sin la intensidad y la disciplina de la primera mitad, y los espacios empezaron a aparecer.

Juan Paniello pudo meter en el partido a los azulgrana en un disparo a puerta vacía que tropezó en un defensa y Alonso mandó un balón al larguero. A falta de fútbol los pupilos de Josep Morral embotellaban a los locales con empuje y con la amenazadora presencia en punta de tres atacantes que mantenía al Pueblo Nuevo cauto, sin intención de mandar muchos efectivos arriba para aprovechar los espacios que dejaba el Sentmenat a su espalda.

Raúl Martínez, en segundo término, líderó la zaga azulgrana
La rúbrica a esa gran reacción de los azulgrana no llegó hasta el 65’ cuando Eugenio con una preciosa vaselina desde fuera del área aumentaba la fe de los que creían en la remontada y la hacía florecer en los que no tanto.


Cuando las faltas son un recurso
Lejos de las sensaciones de la primera parte, el Pueblo Nuevo halló un gran aliado para esconder sus miserias. También para sacar a relucir una picardía que ya no existía en sus ataques, abortados por una incommensurable defensa azulgrana y un gran Miki: las faltas. Las interrupciones del juego fueron una constante en el juego de los locales que fueron a más tras el gol de Eugenio. Desfondados, -y amparados por la permisividad del colegiado-, los jugadores azules se encomendaron a la infracción para poder seguir el ritmo de sus contrincantes y evitar lo peor. Los azulgrana pecaron de inocentes de nuevo y no supieron aprovechar las innumerables jugadas a balón parado de las que dispusieron.


El Sentmenat lo intentó hasta el final pero no pudo revertir el resultado. Una derrota con la que los vallesanos deben aprender que a  veces la picardía es el detalle que decide partidos tan parejos. 

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