Josep MORRAL. Inteligente.
Transmitió calma desde el banquillo en todo momento incluso en los peores
momentos. Reestructuró muy bien al equipo en la segunda parte. Arriesgó dejando
en línea de tres al Sentmenat para adelantar la posición de Christian Alonso, decisión
que mantuvo incluso tras la expulsión de Martos. Leyó bien el encuentro.
MANOLO Monfort. Providencial.
A sus 28 años el meta es el segundo más veterano del equipo y ejerció como tal
asumiendo el papel de líder en el campo tras la lesión de Bueno. Contagió de
seguridad a su zaga en el segundo tiempo con buenas intervenciones y puso el
broche de oro a su actuación sacando un testarazo a bocajarro.
Rafa BUENO. Motivador.
Dirigió el equipo desde el centro de la
zaga con criterio hasta que un pinchazo en el muslo le obligó a pedir el
cambio. A pesar de ya no estar en el verde siguió ejerciendo de líder y su
arenga en el asueto surgió efecto para que el equipo saliera enchufado en la
segunda mitad.
Dani ALONSO. Infranqueable.
No sólo no cometió errores sino que se agigantó en la segunda parte. Rápido y
atento al corte, interceptó todos los balones con los que el Bonaire intentó
abrirse camino hacia Manolo. Un nivel que mantuvo aun con molestias musculares
en la recta final.
ESTEBAN García. Incombustible.
Cuando te quedas con dos menos qué mejor que disponer del portentoso físico de
Esteban. El sentmenatense, de menos a más, se creció en el segundo tiempo
achicando todo espacio e imbatible en el uno contra uno. La situación del
partido le impidió aportar más en ataque pero anotó el gol del empate.
Lluís SERRATO. Solvente. En la línea de sus compañeros
de zaga. Llamó a seguir manteniendo la titularidad con un excelente papel. Su
banda también fue una área restringida gracias a su oficio y siempre estuvo
atento para ayudar a Dani Alonso en la línea de tres de la segunda parte.
Christian ALONSO. Clave. Su participación en el medio campo
es indiscutible. Siempre se ofreció para crear fútbol, incluso cuando la
situación demandaba un pelotazo para respirar. Cumplió como central y estuvo
formidable en las tareas de líbero. La oportunidad del empate surgió gracias a
su magistral lanzamiento de falta.
SEKOU Mar. Voluntarioso. Aunque no tuvo mucha ocasión de ello ya que el
Sentmenat tuvo poco el balón, siempre intentó hilvanar jugadas para dar sentido
al juego del equipo. Aún así, un jugador de sus características físicas y
técnicas puede aportar mucho más, aunque el africano justo acaba de empezar a
adaptarse. Fue destituido al descanso.
Víctor BERMEJO. Generoso. Estuvo muy comprometido a la
hora de dar ayudas a Serrato por el costado izquierdo. Las imprecisiones del
Sentmenat al contragolpe le impidieron explotar su velocidad, una de sus
mejores armas. Aún así se le vio nervioso con el balón. Bermejo sabe que con
confianza puede hacer mucho más.
MIGUEL Paniello. Cumplidor. El de Santa Perpetua es uno
de esos jugadores a los que les gusta el fútbol de ataque. Sin embargo, el
partido no estaba para eso cuando salió y supo asumir de manera muy responsable
que tocaba trabajar en defensa.
Oriol RIERA. Sacrificado. El atacante no llegaba en la mejor forma física al
partido pero se desvivió en la banda derecha para ayudar a Esteban a frenar las
incursiones por banda. Pudo empatar antes el partido con un gran libre directo
que rozó el larguero.
Christian VARGAS. Desafortunado. Morral le puso de
mediocentro pero no le dio tiempo a mostrarse ya que fue el damnificado de una
expulsión incomprensible.
Fran MÁRQUEZ. Valiente. Muy solo en ataque en la
primera mitad, no se arrugó ante los centrales rivales a la hora de exhibir su
habilidad para aguantar el balón. En la segunda mitad cumplió con nota como
mediocentro e incluso tuvo alguna jugada destacada.
Cristian MARTOS. Trabajador. Otro delantero que tuvo que
buscarse la vida en la primera parte. Apenas le llegaron balones pero corrió
como un perro de presa para presionar la salida de balón del Bonaire. Cuando
más cómodo estaba, el colegiado le mandó a la ducha con una exagerada segunda
amarilla.
ÁNGEL Paniello. Incansable. Empezó como pivote y en la
segunda parte jugó en punta. Muy desasistido tras quedarse sin pareja de baile con
la expulsión de Martos, corrió como un poseso y aguantó todo lo que pudo el
balón para intentar dar respiro a su equipo. Al final sacó petróleo y, rodeado
de hasta cuatro jugadores, provocó una falta en la frontal del área que fue el
origen del gol del empate.